¿Es cara la terapia psicológica? ¿Cuánto cuesta?


Si necesitas recibir terapia psicológica por primera vez, o estás buscando un tratamiento para tu hijo, te puedes encontrar ciertamente desorientado. Bucear en internet en busca de profesionales de la psicología te habrá hecho encontrar precios que van desde los 40-50 euros la sesión de terapia hasta cerca de los 90 euros por una hora de tratamiento. Algunos centros ofrecen descuentos para determinados colectivos y otros regalan una primera sesión gratuita que sirve como oportunidad para conocer al profesional y valorar su cualificación.


Intentaremos dar un poco de claridad a este asunto.

¿Cómo es la terapia psicológica en España?

Para empezar, has de saber que en nuestro país hay tres grandes posibilidades de ser atendido por un profesional de la psicología clínica y de la salud. Estas tres opciones son:

  1. Recibir atención psicológica por parte de los profesionales de la salud pública.

  2. Beneficiarte de la asistencia psicológica que incluyen algunas aseguradoras privadas en sus paquetes de servicios de salud, (como Adeslas, Sanitas, etc.)

  3. Buscar un centro privado en el que pagar tú mismo los costes de recibir asesoramiento o terapia psicológica por parte de un psicólogo con habilitación sanitaria.

En función de esta distinción, de sus ventajas e inconvenientes, analizaremos los precios de las intervenciones privadas para valorar si realmente son caras o por el contrario valen lo que cuestan.  
Hay que tener en cuenta que hemos excluido en nuestro análisis, sin embargo, las atenciones psicológicas de asociaciones de voluntariado, situaciones de emergencias o en otros contextos especiales o muy específicos. Estas son susceptibles de ser tratadas en otro artículo, ya que incluyen intervenciones muy diversas.

Pasemos a analizar las características de las intervenciones, volviendo a los tres grandes bloques arriba propuestos.

¿Cómo son las terapias psicológicas?

En primer lugar, hay que decir que la sanidad pública cuenta con grandes profesionales, muchos de ellos con amplia experiencia y conocimientos. Si estás buscando un diagnóstico clínico, este puede ser el mejor recorrido. Los psicólogos clínicos que trabajan en la sanidad pública son objetivos y están cualificados para establecer un buen diagnóstico. Su honestidad y profesionalidad les avalan. Participan también en investigaciones y en numerosos programas específicos relacionados con otros problemas de salud. Realizan terapias individuales, pero también grupales, agrupando en centros hospitalarios a personas con problemas similares, como es el caso por ejemplo de los trastornos de la alimentación. Desafortunadamente los servicios públicos están altamente saturados. En su día a día tratan de optimizar los recursos disponibles para atender el mayor número de casos. Pero aún así, el acceso a una atención psicológica individualizada es, en ocasiones, limitada y el tiempo entre sesión y sesión puede ser más del deseado.

Luego están los tratamientos a través de aseguradoras privadas. Son una buena opción porque resultan a veces más accesibles que los servicios públicos para funcionarios, autónomos y otras personas que eligen este tipo de sanidad. Las sesiones se suelen autorizar por paquetes de diez sesiones de intervención, con una política similar a las sesiones de rehabilitación en fisioterapia, por ejemplo. La duración de las sesiones suele ser más breve que en las consultas privadas, debido a la organización de las compañías aseguradoras y a la discreta remuneración que reciben los profesionales. Estas circunstancias, en ocasiones, no permite ofrecer servicios de la misma calidad que en la práctica clínica privada, ya que el tiempo de sesión se ve reducido necesariamente. Sin embargo, si ya dispones de un seguro médico con esta cobertura, este recurso puede resultar útil como primer acercamiento o incluso como tratamiento definitivo, por lo que te aconsejamos que lo pruebes. Además, la ética profesional del psicólogo le hará orientarte a otro tipo de recursos, en caso de no poder atenderte como necesitas.

Existe la posibilidad, para terminar, de buscar un centro de psicología de titularidad privada. Al igual que los anteriores, son centros sanitarios autorizados con controles periódicos y cumplen con los requisitos de los centros de salud. En estas consultas, la duración de las sesiones suele ser de 50 minutos o una hora, tiempo suficiente para analizar el problema de la persona que consulta, aplicar técnicas de psicoterapia y planificar tareas conjuntas para la siguiente sesión. El precio de la sesión oscila, como citábamos más arriba entre 40-50 y 90 euros la sesión. La atención además suele ser más personalizada y especializada. Muchos de estos centros tienen sesiones clínicas en las que se revisan y analizan los casos, pudiéndole dedicar más tiempo a su preparación y planificación.

 

¿Se trata de unos precios ajustados?


La respuesta es, sin lugar a dudas, SÍ. Esta cuantía se asemeja al precio de otros tratamientos sanitarios, como el de los dentistas, fisioterapeutas, podólogos… que tienen incluso tiempos de intervención más breves que el del psicólogo, que suele emplear 50 minutos o una hora con cada  paciente. El psicólogo, además, trabaja con herramientas y recursos cognitivos complejos que requieren una gran preparación y capacitación durante la sesión.

Además, y esto sucede principalmente en el caso de los terapeutas más eficaces con orientación cognitivo-conductual, existe un trabajo intenso de planificación y preparación de la sesión terapéutica. Esto, (que no sucede en otras profesiones sanitarias), implica que el psicólogo dedique a cada caso al menos un par de horas entre sesión y sesión, para estudiar y re-diseñar su intervención según los progresos de su cliente. Esta estrategia responde a la calidad de la terapia y a su individualización, ya que el psicólogo se ha de  adaptar continuamente, dentro de su planificación, a las necesidades de la persona.

Lamentablemente, queda mucho camino por recorrer para que este tipo de terapias de calidad se vean incluidas en la salud pública que, como en el caso de otros servicios de la salud, y dada la escasez de sus recursos, no pueden más que cumplir los aspectos más prioritarios.
Mientras tanto, consideramos que la búsqueda de un centro privado que se ajuste a las necesidades de cada cliente puede ser lo más recomendable a la hora de ponernos en manos de un profesional.

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